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Wednesday, July 16, 2003

Sólo nosotros mísmos sabemos qué es lo que necesitamos, aunque a veces nos acerquemos a otras personas para que nos ayuden, finalmente la respuesta está en nosotros, siémpre ha estado ahí, pues en nosotros se formó el problema.

Es inútil entonces tratar de entender a alguíen que víve una constante terapía consigo mísmo, en un largo proceso de curación del alma y de la carne, en una convalecencia con el ego vendado.
¿Que sentido tienen los amaneceres lluviosos, y los desayunos de olores a café y pan tostado? ¿para que sirven las añoranzas y los deseos, si no se ha podido olvidar el pasado?... todo tiene un precio, incluso el período de recuperación despues de haber suturado el cuerpo cortado por los instrumentos de nuestra propia mano.

Pero los destinos del hombre no dejan de estar regidos por un azar de la vida, y no hay manera de descartar el factor suerte en la mecánica con que nuestros sexos se juntan, si bién nuestra naturaleza guiada por la lógica de la supervivencia hace que un hombre y una mujer coincidan en espacio y tiempo, y dejando a un lado toda etiqueta y pudor, se muestran, se vulneran y permiten ser parte uno del otro, almenos por un instante.

El llamado de la selva, la fortuita unión, hembra y macho, ying yang, espegismo animal, para el goce banal que importa lo que pasa en el mundo de los humanos, que más da lo que piensen los presidentes, lo que se diga en la ONU, si una mañana despierta una mujer y dice: "Hoy quiero".

El mundo va a seguir rodando, y de aquel hombre que habrá de completar el juego del apareamiento, solo importara su presencia y dispoción, el circulo se ha cerrado, afuera podrá seguir lloviendo, adentro seremos un valle iluminado por el sól.

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